Desde enero tengo una empresa de mudanzas, no es muy grande y solo trabajamos a nivel provincial, cosa de poco, pero afortunadamente nos hemos hecho de un muy buen nombre y la gente confía en nosotros para las mudanzas y para el montaje de muebles. Antes ibas a una tienda de muebles a comprar uno para el salón, los mismos de la tienda te lo traían a casa y te lo montaban sin coste alguno, ahora como la mayoría de las tiendas son low cost no se hacen cargo del transporte del mueble ni del montaje por lo que los compradores tienen que apañarse como buenamente pueden para llevar el dichoso mueble hasta su casa.
Por suerte para ellos, para eso estamos nosotros, vamos a la tienda y recogemos el mueble, llevamos material de embalaje que compramos muy bien de precio en https://www.mercamaterial.es/ y lo embalamos todo a la perfección para que no sufra ningún daño como puede ser un rasguño o un golpe. Tras este minucioso trabajo lo llevamos en nuestro camión al domicilio y lo montamos y colocamos en el lugar que se nos indica. También hacemos mudanzas de pisos enteros ya que tenemos un camión grande para las más voluminosas y otro más pequeño para las más escasas.
La verdad es que no nos falta el trabajo, podríamos tener algo más pero no nos quejamos, además empezamos siendo dos y ahora somos cuatro en la empresa, eso es señal de que funciona.
Ahora estoy pensando en cómo expandirnos, ya que creo que tenemos capacidad suficiente como para poder realizar el trabajo en los pueblos más alejados, a los que hasta ahora no llegamos. Creo que la inversión no va a ser tan alta pero el beneficio sí que puede ser enorme.
Trabajamos mucho, día a día, las cajas son pesadas y el arte de embalar es muy tedioso sobre todo cuando hay que desmontar una cocina por ejemplo y hay que encargarse de cada plato, cada vaso y cada tenedor. Un trabajo de chinos ya que hay que ser muy cuidadoso, no te ganas una buena reputación en este mundillo si vas rompiendo vasos y platos en las mudanzas. Los cuadros también hay que tratarlos con mucho cuidado porque en las casas en las que trabajamos hay verdaderas obras de arte que cuestan tanto como lo que yo gano en tres meses. Una pasada.